«Lamentamos los inconvenientes pero vamos a pasar a desinfectar el avión, les recomendamos cubrirse el rostro mientras los asistentes de vuelo los rocían». No había ni aterrizado y ya tenía mi primer shock cultural. Había escuchado muchos avisos antes de aterrizar como “no se desabroche el cinturón hasta que la señal se apague” o “prohibido el uso de aparatos electrónicos en migración”, pero lo vamos a rociar con desinfectante definitivamente no. Eso me hizo preguntarme una vez más qué demonios hacía en Malasia. Para alguien que teme a una lagartija más que a un ladrón, ir a un lugar que  lo promocionan como “el destino soñado para los amantes de la biodiversidad, las plantas carnívoras y los animales exóticos”, la decisión tenía todo menos sentido. 

Pero creo que en la vida y en los viajes hay que hacer caso al instinto, a esa vocecita interna que te anima a que hagas algo o te dice que te detengas, que algo no está bien. Sea resultado del aprendizaje o simple emoción, intento siempre escucharla y esta vez me decía “ve a Kuala Lumpur”. No sabía de nadie que hubiera visitado antes la capital de Malasia, no conocía a nadie que me dijera «no te puedes perder esta atracción» o «por nada vayas a hacer aquello», y debo confesar que eso me aterraba un poco, pero nada vuelve más emocionante un viaje que no saber qué vas a encontrar; asomarte por la ventanilla del avión y no saber si veras edificios o kilómetros de vegetación, como fue el caso. 

Lllegada a Malasia

Llegada en AirAsia a Kuala Lumpur, Malasia

Pero tan solo aterrice todo se volvió más «normal», más conocido y mucho menos exótico de lo que esperaba. Si bien Malasia es un país más conocido por territorios vírgenes y paradisiacas playas, su capital es una de las ciudades más avanzadas de Asia, con un transporte público eficiente, con modernos centros comerciales, con tiendas de lujo y con edificios imponentes como la Torre Kuala Lumpur o las Petronas, las torres gemelas más altas del mundo. 

Las Torres Petronas: las torres gemelas más altas del mundo

Las Torres Petronas: las torres gemelas más altas del mundo

Pero Kuala Lumpur también tiene otro rostro: el de la comida callejera, el del caos vial que me recordó más de una vez mi querida Ciudad de México, el de los masajes de pies al mayoreo, el de los mercados chinos con falsificaciones de las marcas más lujosas, el de los taxis piratas…

Tráfico en Malasia

Tráfico en Malasia

Como buena metrópoli se encuentra llena de contrastes que se profundizan por la multiculturalidad que hoy en día es orgullo del país. En Malasia se encuentra un poco de todo, desde migrantes de Indonesia, Myanmar o Birmania que llegan atraídos por mejores salarios, hasta europeos que trabajan para multinacionales y viven entre lujos gracias a las ventajas del tipo de cambio. 

Comida callejera en Kuala Lumpur

Comida callejera en Kuala Lumpur

Tanta diversidad se revela en los atractivos turísticos de la ciudad. Una visita no puede dejar de incluir el barrio chino, la pequeña India, la plaza del mercado con productos de distintas partes de Asia, la Mezquita y las cuevas Batu; para mí la  joya del destino.

interior de las cuevas batu

Un lugar de muy fácil acceso desde el centro de la ciudad: sólo 20 minutos y es posible visitarlo por menos de 50 pesos mexicanos o 3 euros, que incluye transporte y entrada.

Visita a las Cuevas Batu

Se trata de uno de los santuarios hindúes más famosos, ubicado en una colina de piedra caliza, que comprende cuevas, pequeños mausoleos y una imponente estatua dorada de más de 10 pisos de altura.

batu caves

Y claro, un país famoso por su biodiversidad no podía dejar de tener más de 150 hectáreas dedicadas a áreas verdes que se convierten en el pulmón de la ciudad y que ayudan a regular la temperatura de la ciudad. Ya sea en el Parque de la Mariposa, el Parque del Ciervo, el Jardín de la Orquídea, el Jardín del Hibisco y el Parque de Aves de Kuala Lumpur, el mayor aviario del sudeste de Asia, los amantes de la naturaleza tienen la oportunidad de descubrir la flora y fauna de Malasia sin salir de su capital. Si esto no es suficiente, la ciudad también cuenta con tres reservas forestales.

aviario kuala lumpur

Solo un par de días fueron suficiente para saber qué demonios hacía en Kuala Lumpur: conocer un poquito de la fascinante Malasia, un país que tiene muchas más similitudes de lo que imaginé con el mío y al que definitivamente volveré aunque me rocíen desinfectante antes de llegar.

Mirador de las Torres Petronas

Mirador de las Torres Petronas

 

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